Así comienza El Ruiseñor, una novela que gira su historia en sus dos epicentros, las dos hermanas Isabelle Rossignol y Vianne Mauriac. Dos maneras de afrontar una guerra, dos clases de valentía, una más activa que la otra, pero no por eso más arriesgada.
Vianne e Isabelle son dos hermanas que perdieron a su madre a una edad temprana, su padre acababa de regresar de la Gran Guerra (1ª Guerra Mundial), y la perdida de su esposa junto con los efectos que le causó la guerra, hizo que éste apartara a sus dos hijas de su lado.
Vianne es una madre de familia, vive en Le Jardín, una finca en el pueblo de Carriveau, con Antoine (su marido) y Sophie (su hija). Es una mujer madura y responsable, ha tenido que crecer antes de tiempo, que vive tranquila como cualquier familia a la que la guerra le queda lejos.
"Aquella había sido la diferencia esencial entre las dos.
Vianne era la que acataba las reglas e Isabelle, la rebelde"
Isabelle es el lado opuesto a su hermana, una chica de 18 años, rebelde e impetuosa, que actúa antes de pensar. Se ha escapado de varios internados a lo largo de su corta vida, para llamar la atención de su padre. Es la que más ha sufrido la perdida de su madre, ya que su padre la ignora y su hermana la dejó de lado en cuanto fundó su propia familia. Siempre sola, busca su lugar en el mundo, donde encajar, y por el que hacer algo que merezca la pena luchar.
"- Para un hombre es duro perder a su esposa.
- Para una niña lo es perder a su madre. -Isabelle sonrió
desafiante-. Aunque en realidad he perdido a mi madre
y a mi padre, ¿no cree? Una murió y el otro me dio la espalda.
No sé qué me dolió más."
La historia comienza en Carriveau, cuando de sorpresa a la familia Mauriac le llega una carta en la que piden a Antoine que se aliste, a pesar de ser un simple cartero, dejando solas a Vianne y Sophie. Por suerte cuentan con la ayuda y amistad de Rachel, cuyo marido Marc también va a la guerra, y sus hijos Sarah y Ari.
Por otro lado tenemos a Isabelle, que vuelve a casa de su padre en París tras su expulsión del último internado. No logran llevarse bien el poco tiempo que pasan juntos, Isabelle lo dedica a trabajar en la librería de su padre y tontear con chicos que no han ido a la guerra. Algo que cambia con la ocupación de Paris por parte de los nazis, que provoca un gran éxodo por parte de los parisinos a otras partes de Francia. Isabelle es enviada a Carriveau por su padre, con unos conocidos de la familia. En ese viaje, tras separarse de la familia que la llevaba, Isabelle conoce a Gaëton, su primer amor, un hombre que acrecentará sus ganas de luchar por Francia. Cuando llegan a Le Jardín, Gaëton se va dejando una nota a Isabelle, y ésta se queda en casa de su hermana con el corazón roto y la guerra a punto de alcanzarles.
Todo sigue normal, Vianne con sus tareas como profesora en la escuela, Isabelle cansada de estar de brazos cruzados, hasta que los nazis llegan a Carriveau y ocupan el pueblo y las casas de sus habitantes. A Le Jardín llega el capitán Beck, un soldado alemán de la edad de Vianne, educado, caballeroso, que no se interpone en sus vidas si no es necesario.
"-Me alojaré aquí -declaró el capitán con su pésimo francés.
-¿Cómo que se alojará? -dijo Vianne-. ¿Va a vivir aquí?
-Oui, madame.
-¿Alojarse? ¿Usted? ¿Un hombre? ¿Un nazi? No. No. -Isabelle negó con la cabeza-. No.
La sonrisa del capitán ni desapareció ni decayó.
-Usted estaba en el pueblo -dijo mirando a Isabelle-. La vi cuando llegamos.
-¿Se fijó en mí?
El capitán sonrió.
-Estoy seguro de que todo hombre con sangre en las venas del regimiento se fijaría en usted.
-Que interesante que hable usted de sangre -dijo Isabelle."
Esta ocupación hace que Vianne tome conciencia de que es capaz de hacer cualquier cosa por proteger a su familia, consciente o no, hasta de pedir favores al enemigo, e Isabelle por fin tendrá su lugar en la guerra, luchando a su manera o ayudando a aquellos que lo dan todo por una Francia libre.
La historia se va alternando entre Vianne e Isabelle una vez vuelven a separar sus caminos. Como sus actos afectan a las personas de su alrededor. Por todo aquello que tienen que pasar, inviernos muy crudos, con poca comida, hambre, enfermedades, pérdidas. Como alguien quien crees tu enemigo, te ayuda poniéndose en peligro, y como alguien peor, cruel y sádico, puede llegar a tu vida para destrozarla.
También hay algunos capítulos contados desde el presente (año 1995) por una mujer ya mayor, la cual no se desvela su identidad hasta el último capítulo.
"¿Cómo puedo ir sin revivirlo todo, las cosas terribles
que he hecho, el secreto que guardé, el hombre al que maté...
y el que debería haber matado?"
Os podría contar más, pero es una de las reseñas mas difíciles de realizar sin contar algún spoiler. (con deciros que al escribirla he vuelto a llorar, recordando algunos momentos). Además prefiero que descubráis esta gran historia poco a poco. Veréis como va creciendo por momentos, pasareis por situaciones de mucha tensión, de amor, de nervios, de odio y tristeza.
Una historia que os removerá el corazón y el alma. Difícil de olvidar.
Su párrafo final es perfecto:
"Les sonrío, a mis dos chicos que deberían haberme roto
y que sin embargo me salvaron, cada uno de una manera
distinta. Gracias a ellos ahora sé lo que es importante, y no
es lo que he perdido. Son mis recuerdos.
Las heridas se cierran. El amor perdura.
Permanecemos."