Citas de libros #9: Como caído del cielo de Elena Castillo Castro y Ediciones Kiwi

¡Buenas tardes lectoras! Vuelvo con las citas de libros y esta vez son las de Como caído del cielo de Elena Castillo Castro publicado por Ediciones Kiwi.

Es un libro lleno de humor, romance y un poco de drama. Si todavía no lo habéis leído tenéis mi reseña aquí: Reseña de Como caído del cielo

Le fulmino con la mirada; aunque en realidad, desde que mis ojos vieron semejante cuerpo de dios griego braceando las aguas de mi piscina, debo frenar mi primer impulso natural, que es el de babear en su presencia.

(Lili)

—Danielh, eres un aguafiestas. 

—«Aguafiestas» era mi nombre en clave cuando estaba en el ejército.

(Lili y Danielh)

Lili cede cuando entramos en el ascensor. Mira mi reflejo en el espejo entre los mechones de pelo con ceño fruncido. Permanece muda hasta que abro la puerta de la suite. 

—¿Sabes? Desde aquí, tienes el mejor culo que he visto en toda mi vida, es como para hacer un anuncio de vaqueros.

(Danielh y Lili)

—Bueno, ¿te ha gustado la experiencia o te he decepcionado como piloto? 

Quiero decirle que lo que ha hecho conmigo en el aire es incomparable a cualquier otra experiencia que haya tenido en mi vida, quiero decirle que ha sido increíble, pero mi subconsciente falla y lo que le digo es: 

—Eres increíble.

(Danielh y Lili)

Me levanto del sillón y la sigo hasta el interior del dormitorio. 

—¿Puedo ducharme tranquilo o debo dejarte esposada a la cama? 

—¡Danielh, por favor! —Su mirada es obscena y se ríe con descaro. Me doy cuenta del doble significado de mi amenaza y me encierro en el baño dando un portazo.

(Danielh y Lili)

Me acerco a la puerta donde hay una cruz de madera pintada en blanco. Inclino mi rodilla, me santiguo y rezo una oración a Dios. 

—¿Se puede saber qué haces? —me pregunta boquiabierta Lili. 

—Rezar. 

—¡Lo que me quedaba por ver en Las Vegas! —Ella se cachondea mientras se prueba abalorios brillantes en el pelo.

(Danielh y Lili)

Me devuelve una sonrisa fugaz antes de regresar a su actitud rígida y reservada que lo aleja de mí hasta una esquina del enorme ascensor. Retrocede como si no viajáramos juntos, para dejar claro que no somos compañeros de viaje, como si solo fuese mi sombra. Esa actitud me hace sentir sola y me pregunto si no hubiera sido mejor hacer el viaje con alguna de mis amigas. El caso es, que de entre todas las chicas con las que me relaciono no encuentro ninguna en la que poder confiar plenamente. Mi vida eran mi padre, mis tres perros y Bosco. Solo me quedan los chuchos y un excapitán del ejército que está siempre a dos metros detrás de mí.

(Lili)

Armani, Chanel, Dior, Fendi, Gucci, Prada, Leighton, Tiffani, Vuitton,… no necesito salir del Bellagio para comenzar con mi misión «Olvidar a Bosco: A Rey muerto un bolso en su puesto».

(Lili)

No me ha dirigido la palabra en toda la mañana, se comporta como si fuera un mueble más de la suite; que es exactamente la reacción que he buscado en ella. Sin embargo, a pesar de que así es como deben ser las cosas, algo dentro de mí —y sospecho que proviene de la parte humana— me crea una sensación parecida a la del dolor físico o la asfixia.

(Danielh)

He llegado a la conclusión de que estar inmersa en todo estos preparativos es lo mejor que puedo hacer ahora mismo por recuperar mi autoestima y demostrarles a todos que, como el ave Fénix, yo renazco de las cenizas.

(Lili)

En cuanto pongo un pie fuera empiezo a escuchar los flashes que se cuelan a lo lejos entre el seto que bordea mi casa. Está claro que vuelvo a ser foco de periodistas carroñeros, pero gracias a las medidas adoptadas por Danielh no conseguirán fotografiarme ni los pies. Aún así me he quedado petrificada bajo el cuadro de la puerta y vuelvo a meditar si debiera ver esos reportajes sobre el bochornoso espectáculo de anoche. Siento una mano sobre mi hombro que me reconforta con el calor que me transmite.

 —Quizás no sea una mala idea que vayamos de viaje después de todo. —Danielh me da un pequeño apretón antes de separase de mí y avanzar hacia el coche. No le quito el ojo de encima mientras saluda al conductor y le ayuda a meter el equipaje en el maletero. Me transmite tanta seguridad que con él me iría al fin del mundo.

(Lili y Danielh)

La noche ha caído, el cielo está repleto de estrellas y la iluminación se reduce a las velas repartidas por doquier y a los fuegos que acompañan a los bailes exóticos. Danielh me atraviesa con la mirada, me deja sin respiración. Esta vez no me parece una orden sino un consejo, y el hecho de que me resulte terriblemente atractivo con una camisa tan hortera me descoloca. Acepto la mano que me ofrece para ayudar a levantarme y disfruto del contacto. Me recreo un instante antes de soltársela e imagino cómo sería pasear agarrados por esa playa que se mece al fondo.

(Lili)

—¿Y cuál es tu lugar favorito? Con papá viajé mucho, pero nunca hacíamos turismo, siempre era por trabajo y prácticamente no salíamos de los hoteles. Soy una experta en hoteles, eso sí. Así que, si dependiera de ti, ¿cuál sería mi próximo destino? 

—Tu habitación en Madrid —le contesto sonriente. 

—¡Venga ya, Danielh! —protesta y me salpica con agua. 

—No sabría cuál decirte, el mundo es precioso, cada lugar tiene algo especial.

(Lili y Danielh)

No me he vuelto loca, estoy segura de que dentro del agua Danielh y yo hemos tenido un «momento». Sus brazos me rodeaban, me protegían, su voz intentaba calmarme y sus ojos… si hubiese sido un tiburón de verdad hubiera muerto, pues cuando le he mirado me he perdido dentro de esa hipnótica mirada azul. Lo he sentido, por unos segundos nuestros corazones se han sincronizado, han comenzado a latir al mismo ritmo frenético. Era como estar en el cielo.

(Lili)

Estoy enamorada, tanto que el dolor que siento me sale a raudales en forma de lágrimas y me tapo la cara con un almohadón para que no me oiga. Tan cerca… y tan lejos.

(Lili)

—En Sudáfrica todo gira en torno a esta filosofía de reconciliación sin rencor, de espíritu de sufrimiento sin amargura en el que todos apuestan por un futuro mejor en comunidad. —Danielh se asegura con una mirada de que le estoy prestando atención antes de continuar con su explicación—. «Umuntu, nigumuntu, nagamuntu», significa en zulú «Una persona es una persona a causa de los demás». 

—¿Quieres decir que todos están tan felices porque se lo pegan de unos a otros? 

—Quiere decir que en un lugar donde conviven tantas razas, con tal mezcla de culturas, de religiones, de colores… cada persona asume una responsabilidad con la comunidad para conectar el sistema social. No hay individualismo, se mira por el bien general, por el futuro, respetando cada diferencia para que esta enriquezca al grupo. Supongo que vivir en un lugar donde puedes sentirte libre, respetado y apoyado debe de ser la razón de la felicidad contagiosa.

(Danielh y Lili)

Sé que me he enamorado de él porque más allá de lo guapísimo y atractivo que es, de que su cuerpo despierte en el mío impulsos difíciles de contener, me interesa lo que dice, me importa lo que le apetece hacer y hasta el silencio a su lado adquiere interés.

(Lili)

Por más que me encomiendo al Altísimo los deseos de dejarme arrastrar por los ojos suplicantes de amor de Lili crecen y ahora mismo, hasta mi imaginación se dispara con imposibles como… ¿y si yo no fuera lo que soy? ¿Y si tan solo fuera un hombre normal y corriente?

(Danielh)

Mar adentro se atisban ballenas retozando en las distancia. Lili ríe a carcajadas, está disfrutando tanto como yo. Los últimos rayos del sol se reflejan en sus rizos dorados y no puedo evitar pensar que ese paseo habría sido sublime si en lugar de tenerla delante de mí, la tuviera entre mis brazos sentada en mi silla de montar, con su pelo cosquilleando mi nariz y su cuerpo moviéndose al mismo compás que el mío.

(Danielh)

...soy otra persona, el mundo es un libro abierto. Aprendes de los olores en el aire, de las sensaciones que te transmiten las variadas temperaturas, de los diferentes tipos de lluvia o los variantes rayos del sol. La magia que esconde cada ritual, cada baile típico o las miradas y sonrisas que cada país ofrece.

(Lili)

Un par de horas después su respiración se ha vuelto acompasada y dulce, es entonces cuando le permito a mis párpados que se abran y me deleito con la visión entre sombras de su cara. Es inevitable negar que me he enamorado de ella y no comprendo por qué. Lili es bonita, tiene un carácter particular y un gran corazón, pero antes ya había conocidos mujeres así a lo largo de los siglos en este oficio. No puedo explicar por qué ha sido ella la que ha derrumbado mis defensas, la que me ha llevado a la locura y la que hace que ahora mismo desee olvidar todas las reglas y normas establecidas para un ángel custodio.

(Danielh)

No hay vuelta atrás, mi boca busca la suya con ansiedad y la madrugada africana se vuelve mucho más calurosa.

(Danielh)

La soledad no es tan mala si tienes la ilusión de que es un estado temporal y pensar en lo que Danielh sentirá al ver lo que he crecido, todos los logros que he conseguido… eso me motiva sin tregua. A pesar de llevar dos años sin saber absolutamente nada de él, quizás soy una ingenua, pero él me enseñó el significado de lo que es tener fe.

(Lili)

Los gritos de algarabía de los pequeños futbolistas me avisan antes de que pueda oír el escandaloso ruido del helicóptero aproximarse por el horizonte. Los chicos saben lo que eso significa, en unos segundos desde el cielo lloverán monedas de chocolate con envoltura dorada. Me pareció una idea divertida y desde que lo hiciera con el envío de material en mi primera visita de trabajo, ellos esperan el sonido de las aspas imponiéndose a la barrera del sonido ansiosos desde el momento en el que pongo un pie allí.

(Lili)